Falleció en la mañana de ayer, a sus 70 años, el emblemático artista santandereano Guillermo Spinosa, cuya vida y obra plástica se han constituido en referente obligado para la historia del arte santandereano.
La Alcaldía de Bucaramanga declaró el año pasado al maestro Spinosa como hijo ilustre de Bucaramanga, gesto con el que quiso hacer su reconocimiento al aporte que el artista hizo a la ciudad con sus obras, entre las que se cuentan varias icónicas esculturas que decoran la llamada ‘Ciudad Bonita’.
El camino de hormigas de la Puerta del Sol, el Clavijero ubicado en el Parque de los Niños, la baranda de protección del viaducto La Flora, son sólo algunos de los testimonios artísticos del maestro Spinosa, que conviven en total armonía con la ciudad y que han sido siempre motivo de orgullo de los bumangueses.
Obra contundente
Pueden ser muchos los apelativos con los que se intente describir o resumir la obra de Guillermo Spinosa, pero entre ellos seguramente destacará el de la contundencia de la misma.
Los trabajos de Spinosa, como su espíritu y su talante, son contundentes por la claridad con que se expresan, por la síntesis que contienen y por el vuelo interminable que pueden emprender, una vez el observador se apropia del objeto artístico creado por él.
Spinosa no era hombre de medios tonos, como no lo fue tampoco su obra artística. Era un ser de principios sólidos que expresaba en su conducta y en sus trabajos. La escultura le sirvió de muchas maneras para manifestar ese interior compacto como los elementos que siempre le gestaron.
Pero la pintura, de otra parte, le sirvió para expresar ese vuelo estético, la misteriosa sutileza del espíritu derivada en un trazo periférico ambiguo, inquietante, casi imperceptible, pero inolvidable.
El Clavijero
Para sus amigos más cercanos, Spinosa representa también la maestría de vivir, la lealtad, la humildad y la generosidad. Y en la proximidad de lo íntimo, dejaba asomar una casi secreta faceta musical. Una inclinación artística más. Otro devaneo del espíritu, esta vez con los sonidos.
Y por eso, para que sus esculturas no fueran sordas, ni mudas y para que la gente aprenda a querer, como lo enseña sin cesar Orlando Serrano, al único instrumento creado en Colombia, Spinosa hizo El Clavijero, una de sus obras cumbres y uno de los más queridos íconos artísticos de la Bucaramanga de finales del siglo XX.
Luto en el arte
Sin duda alguna, la pérdida del maestro Guillermo Spinosa representa uno de los momentos más dolorosos para el arte santandereano durante esta primera década del siglo XXI que ya termina.
La obra de Spinosa, que trascendió de los salones a las calles de la ciudad, estará siempre viva y tanto quienes saben apreciar el arte, como quienes agradecen las esculturas que el maestro dejó en las calles, puentes y autopistas de Bucaramanga, han hecho ya un llamado a las autoridades y a la comunidad en general, para que esta gran obra sea respetada y conservada como se lo merece.
MARTES, 17 DE AGOSTO DE 2010
CARLOS GUILLERMO MARTÍNEZ G. / CMARTINEZ@VANGUARDIA.COM
http://www.vanguardia.com/diversion/galeria/72258-santander-perdio-uno-de-los-mas-grandes
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